SVE en Italia 

 

Mi nombre es  Juan Sebastián García Rodríguez y mi propósito es haceros conocer  un poco sobre mi experiencia como voluntario SVE (EVS), al fin de que os animéis a participar o que simplemente sepáis la existencia de este tipo de proyectos que se están realizando  a nivel  de la Comunidad Europea  y que, por supuesto,  puede estar a vuestro alcance.

 
Antes de contar exactamente qué hago aquí en Roma, es necesario decir el por qué tomé la decisión de ser un voluntario. Después de finalizar mi carrera universitaria (ADE),   empecé a plantearme qué hacer con mi vida, no solo a nivel laboral sino también desde un punto de vista social, pues  quería aportar algo directamente mío y así sentirme útil, y además,  dadas las pésimas expectativas de trabajo en nuestro país,  vi al SVE como una oportunidad para obtener experiencia en otros ámbitos así como la propia satisfacción personal por  ayudar a la comunidad.

Una vez cursada mi solicitud de participación en un proyecto que me había gustado, me llamaron y me dijeron que había sido seleccionado para vivir un año en Roma y trabajar con personas con discapacidades diversas. Tanto la Asociación de envío (Consejoven) como la Asociación de acogida,  estuvieron muy atentas en ayudarme con todo el papeleo.

 
Al principio tenía dudas y «miedo» a salir de mi zona de confort,  pero al fin y al cabo para vivir cosas nuevas se debe arriesgar y precisamente salir de esa zona, así que me mentalice y aquí estoy desde hace 6 meses, disfrutando de un país exquisito, con un patrimonio cultural enorme,  pero sobre todo y lo más importante aprendiendo cómo es día a día de las personas con discapacidades.

Mi primer día en Roma fue muy impresionante,  porque era mi primera vez en esta ciudad, mi nivel de italiano no era tan alto, debía conocer a los otros voluntarios europeos con quienes conviviría un año y además comenzar  con un proyecto de inclusión social para personas discapacitadas,   especialmente con  distrofia muscular,  de las cuales no sabía nada. 

 
Afortunadamente la Asociación para la que realizo el servicio (Unione Italiana Lotta alla Distrofia Muscolare) ha estado pendiente en todo lo que necesitamos,  por ejemplo:  las primeras semanas hicimos actividades de formación lingüísticas y sanitarias. En las mañanas acudíamos a una escuela de italiano donde tuvimos la oportunidad de conocer mucha gente que de hecho se han convertido en amigos nuestros, además de que la escuela tenía programadas excursiones por Roma y actividades de cocina, gestos italianos y un gran etc. 

 
Después,  terminado el curso, en las estancias de la asociación,  teníamos reuniones para explicarnos qué es la distrofia muscular, qué tipos existen, cómo la UILDM está organizada, cómo está dividido el proyecto que llevamos a cabo, el impacto social de nuestro servicio, etc. 

 
El proyecto está dividido en tres miniproyectos, a saber:  Punti di Vista, Radio Finestraperta e Inclusione Sociale;  el primero trabaja con niños de primaria al objetivo de romper estereotipos hablando siempre de la diversidad , el segundo es un espacio para la comunicación entre personas con y sin discapacidades,  abordando temas de actualidad e interés general y el tercero,  es el proyecto que realizo junto con dos voluntarias de Grecia e Hungria en el cual nos dirigimos al domicilio de los usuarios con discapacidades y allí,  llevamos a cabo diferentes actividades tales como juegos, paseos, charlar etc.
Trabajo de lunes a viernes en horarios casi fijos y con las tareas bien específicas.

 
Por otro lado,  los voluntarios,  tenemos derecho a participar en dos encuentros SVE realizados en algún pueblo del país,  donde se realiza el voluntariado y se trata de jornadas de formación llevadas a cabo por la Agencia Nacional;  en mi caso,  la formación a la llegada fue en Mayo en Vitorchiano (Lazio),  cercano a Roma y el segundo en Septiembre en Nola (Campania) cercano a Nápoles y Pompeya,  donde hemos tenido la oportunidad de conocer o reencontrarnos con  voluntarios de otros países que realizan su SVE en Italia y en ambas ocasiones he tenido la ocasión aprovechada de cosechar grandes  amistades.

 
A parte de las actividades,  propias del proyecto,  también me inmiscuyo  en la vida cotidiana romana, aprendo y comprendo el estilo de vida italiano, sus costumbres y  vivo cosas tanto buenas como no tan buenas, … pero no os asustéis,  cuando digo no tan buenas  no me refiero a tragedias y  por poner un ejemplo:  el tráfico en Roma es caótico pero me ha servido para valorar aquellas cosas que en nuestro país funcionan bien y que no las vemos hasta que nos topamos con otras realidades. 

 
Para finalizar el SVE es una de las mejores experiencias de mi vida,  porque puedo hacer cosas que me gustan tales como conocer nueva gente, practicar idiomas, obtener experiencia laboral, conocer arte, cultura, gastronomía y en general la idiosincrasia de un país que no es el mío pero, más allá de todo esto,  lo más relevante es la satisfacción personal de hacer el bien y ampliar la calidad de vida a otras personas que, por diversas circunstancias, están limitadas.

Un saludo,

Juan

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SVE en España

 

Me llamo Barbara Schwarzbauer y desde julio de 2015 hasta marzo de 2016  realicé mi voluntariado europeo en el  Consejoven (Consejo de la Juventud), en Ciudad Real. Esos ocho meses  fueron una experiencia increíble e inolvidable para mí, que me ha cambiado mucho.

Cuando elegí  el proyecto en  Ciudad Real, no tenía mucho tiempo para prepararme. Después de menos un mes, desde que decidí esta experiencia,  hice mi maleta y vine a España. Al principio todo era muy nuevo y muy diferente, al mismo tiempo estaba curiosa, feliz, entusiasmada, pero también tímida y nerviosa. Pero no tenia porqué sentirme así, la gente de mi asociación y mis compañeras europeas me acogieron desde el principio e intentaron todo para ayudarme con este cambio tan grande: en vez de irme al colegio a las 7 y media, iba a trabajar en el Consejoven a las 10, en vez de vivir con mis padres, vivía con tres chicas que nunca había visto antes, en vez de pasar mi verano en Austria con mis amigos, estaba en Ciudad Real, dónde se habla otro idioma, hay otro meteorología y una cultura muy diferente.

 

Por eso, yo sabia que  necesitaba tiempo para adaptarme a esa situación, a mi “nueva vida” para esos ocho meses. Pero había gente que estaban a mi lado y me mostraban que no estaba sola. Entonces mi primera impresión fue muy buena. En los meses después, conocí España de muchos lados muy diferentes, pero en general me quedo con una impresión buena: gente que me acogían, que me ayudaban, tan amables, tan agradables y con una felicidad y unas sonrisas que no voy a olvidar y que me hacen querer volver otras veces.

Sin embargo, había tiempos no tan buenos también. He vivido con estos cambios tan grandes y había momentos cuando no me sentía capaz de seguir con motivación, entusiasmo o sólo sin echar mucho, mucho de menos mi familia, mis amigos, mi país… Puedo decir que este tiempo me ha cambiado de una manera muy positiva. Ahora estoy más segura de mi misma, no soy tan tímida, no me da tanto miedo  explorar nuevos sitios y situaciones. He hecho amigos de toda Europa con quien todavía intento  estar en contacto.

Pero estos ocho meses no solo me han influido a mí, sino también creo y espero que yo he tenido un impacto también en mi asociación y con la gente que conocí durante este tiempo.

 “Working  with Spanish  Associations” era el primer proyecto del Consejoven y al principio teníamos alguna dificultad,  ya que eran problemas que ocurren si es tu primer proyecto. Sin embargo, creo que a través de hablar, reflexionar y planificar, hemos conseguido crear condiciones mucho mejores para los nuevos voluntarios del proyecto “Working with Spanish Associations 2”.

Yo  he tenido la suerte de ser parte de los dos proyectos y ver el cambio con mis propios ojos. Además hemos empezado a crear una conciencia entre la gente de Ciudad Real sobre las gran posibilidades que ofrecen los proyectos de Erasmus+ y también que puedes aprender muchísimo de las diferencias entre las culturas europeas. Hemos tenido la oportunidad de trabajar con gente de diferentes ámbitos para intercambiar ideas, pensamientos y aprender del uno al otro.

Por mi parte puedo decir que he crecido con esa experiencia, que me voy a quedar con tantos recuerdos increíbles y espero que mi trabajo, el trabajo de los voluntarios en Ciudad Real haya llegado a la gente, haya influido a la gente y que haya personas que estén feliz de haber conocerme, conocernos. 

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SVE en Noruega

 

¿Qué se te ha perdido en Noruega? Hace mucho frío, la gente es muy fría, no vas a aguantar la falta de luz… Es inevitable que escuchara muchos clichés cuando dije a todos mi decisión de irme a Noruega. Pero los clichés nunca me han asustado, siempre he sido del tipo de persona que prefiere comprobar por sí misma.

Después de 8 meses viviendo en Oslo, puedo decir que mis expectativas han sido superadas… con creces. Ni el invierno es para tanto, la oscuridad se soporta, y he conocido a personas increíblemente amables que me han ayudado en todo momento.

En mi caso, la búsqueda de proyecto no fue muy larga porque me daba igual el lugar al que ir, pero quería algo relacionado con viajes, turismo y organización de eventos. Así que Hostelling International me pareció la opción perfecta, cuando vi su proyecto me dije: «Esto es para mí».

Vivo en un hostal, y pasar 10 meses en un hostal tiene sus pros y sus contras. Siempre tienes alguien con quien pasar el rato, haces amigos de todo el mundo… pero los ves marcharse. Ya he perdido la cuenta de todos los «adiós» que he dicho este año. Por otro lado, tengo la sensación de haber viajado por todo el mundo durante estos meses, sin haberme movido del hostal. Y es una sensación increíble.

El SVE es una experiencia de aprendizaje brutal. Exige tener la mente abierta a una nueva forma de aprendizaje a la que no estamos acostumbrados, al ser no formal. Supone que eres tú el que pone los límites, el que decide cuándo y cómo quiere aprender, mientras que en el colegio y la universidad, son otros los que nos dicen cómo hacerlo.

 

Me costó un poco adaptarme a esa sensación de libertad, así como encontrar mi lugar en la organización. Finalmente, decidí que la mejor manera en que podía aportar algo y «dejar mi huella» podía ser aplicar mis conocimientos a las necesidades de la empresa. Como estudié Periodismo y Publicidad, decidí crear un blog de viajes en Noruega, para atraer posibles viajeros a Hostelling International, promoviendo a la vez la filosofía y los valores de la organización (que por cierto, es sin ánimo de lucro). El proyecto (que podéis ver en www.sayhitonorway.com) fue tan bien que terminé haciendo lo mismo, pero para toda Escandinavia.

Además, estoy aprendiendo muchísimo sobre Eco-Turismo y viajes sostenibles. Por ejemplo, hemos creado un huerto urbano en el hostal, y vecinos, viajeros y trabajadores pueden plantar sus propias verduras y hortalizas. También organizamos muchas actividades en las que incluimos a la comunidad local y viajeros de todo el mundo.

No todo ha sido color de rosa, por supuesto. No mentiré diciendo que el invierno noruego no fue duro, porque sí lo fue. Agotada a las 3 de la tarde, cuando ya era de noche. Sin poderme levantar por la mañana porque no entraba ni un rayo de sol por la ventana. Teniendo que seguir con mi día a día con -25ºC y cuatro capas de ropa.

Al principio me sentía sola, me costó unas semanas adaptarme y encontrar mi sitio. Pero al final, terminé haciéndome con mi «familia» noruega, mis compañeros de la organización me introdujeron completamente en su ámbito social, conocí a otros voluntarios, más extranjeros, estudiantes de intercambio… y viajeros en el hostal, claro.

Pero gracias a esas dificultades, soy la persona que soy ahora, mucho más fuerte, con 8 meses de intenso aprendizaje a las espaldas, y feliz, por supuesto.

¿Se sobrevive en Oslo – la ciudad más cara del mundo- con el pocket y el food money del SVE? Se sobrevive, doy fe de ello. Nunca he pasado hambre, si bien me costó algo de tiempo y esfuerzo aprender a administrarme para no gastármelo todo en un día (en Oslo es muy probable que esto ocurra). Pero he podido incluso recorrer Noruega de sur a norte, y viajar por Suecia, Dinamarca, Finlandia y Estonia. Cumplí mi sueño de ver la aurora boreal, y es una de las experiencias más hermosas e inolvidables que he vivido.

Me pongo en la situación en la que estaba el año pasado, perdida y sin saber qué hacer, tras terminar la universidad… Hoy es muy diferente. Esta experiencia me ha permitido darme cuenta de quién soy y de lo que quiero hacer. He decidido especializarme en Turismo, y aplicar en España todo lo que he aprendido este año sobre Turismo sostenible. Cambiar (un poco) el mundo no parece tan complicado después de hacer un SVE 🙂

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SVE en Francia

 

Tras unos meses viviendo en Nancy (Francia) ya puedo sacar unas cuantas reflexiones sobre cómo está yendo por aquí.

 Vine a principios de septiembre del año pasado, para un proyecto de 10 meses. Mi función principal es ser relaciones públicas e institucionales en el Instituto Cultural de Historia Europea, organismo que trabaja dentro de las actividades culturales de un castillo. Suena muy rimbombante decir que uno trabaja en un castillo, eso mismo, más bombo que otra cosa.

 La experiencia, al completo, está siendo satisfactoria. En cuanto, al proyecto, parcialmente, no estoy aprendiendo cosas nuevas y no hay mucho trabajo que hacer, era algo que me temía y que es generalizado en otros proyectos. Estoy escuchando también de otros voluntarios justo lo contrario: el exceso de trabajo, nunca se sabe si es más satisfactorio el exceso o la carestía de trabajo.

 Por todo ello, creo que lo más importante elegir bien el proyecto que se va a seleccionar, pues va a ser buena parte del tiempo empleado en dicho país. Es importante también elegir un país del que tengas afinidad e ir con una mentalidad abierta al cambio.

El resto viene sólo. Amigos siempre se hacen en todos sitios, aventuras y viajes si te las planteas también suceden a poco que las busques. Con todo ello, estoy bastante contento, por haber conocido gente local así como los otros voluntarios que vinieron al mismo tiempo.

Otro factor, el de la lengua, al que normalmente no le quieren dar mucha importancia cuando se habla del SVE. Dicen que puedes llegar sin saber la lengua materna a realizar dicho proyecto, pero lo cierto es que si no quieres estar completamente perdido durante los primeros meses está bien saber, al menos, una base de dicho idioma, o asegurarse, si tienes conocimiento de inglés, que alguien de la organización con la que trabajes lo hable. Y lo digo, no porque no puedas trabajar cuando empiezas un idioma desde cero sino porque tu desempeño va a ser mucho menor.

 Mi caso fue el de ir nulo en francés, centrarme durante tres meses en el inglés en el trabajo para hacerlo mejor, bloqueando el desarrollo de mi francés, que tras unos meses fue mejorando y con el que pasé a trabajar. Dicho lo cual, es cuestión de prioridades, si quieres desarrollar más tu trabajo o el idioma al principio.

  La cuestiones logísticas no han ido mal. Hay que pelear, de vez en cuando, con la organización de acogida o la de coordinación, sobre algunas cuestiones, pero depende de las organizaciones, hay muchas que están muy acostumbradas a recibir a voluntarios y todo va rodado y otros que te complican un poco los trámites, muchas veces, más por su propio desconocimiento que porque vayan hacerlo a malas (también hay casos).

 Económicamente el voluntariado es totalmente sostenible. Sólo tuve que adelantar los gastos iniciales hasta que me hicieron el primer ingreso y desde ahí no he tenido ningún problema con ello. Se vive bien con el estipendio recibido, eso sí, sin ningún tipo de lujos.

 Después de tocar, más o menos, todos los temas, concluir animando a la gente que haga el voluntariado europeo como experiencia vital y aprendizaje de un idioma y una cultura. Si es por el aprendizaje más profundo en algún campo laboral, el EVS en, muchos casos, se puede quedar corto, pero, al menos, siempre va a ser una buena primera forma de contacto con el área.